miércoles, 15 de junio de 2011

Sobre obesidad

Más de mil millones de personas en el mundo tienen sobrepeso y, de ellos, unos trescientos millones se pueden considerar obesos. Especialmente alarmante ha sido el incremento de la obesidad en niños y adolescentes durante los últimos treinta años, constituyendo el desorden nutricional más frecuente en los países desarrollados, a la vez que se han multiplicado otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y la bulimia. Paradójicamente, el estigma social de la gordura coincide con esta enfermedad crónica que la Organización Mundial de la Salud no ha dudado en calificar de auténtica «epidemia del siglo XXI».
La comida no es un premio, no es un castigo, y tampoco debe ser un desahogo a las tensiones de una persona. La comida debe tener su lugar, su hora, y su control. Los grandes responsables por el sobrepeso de un niño son sus padres, aquellos que determinan lo que se consume en la casa. Normalmente, sea por los errores, obsesiones, o por el desconocimiento y ignorancia de sus padres, los niños consumen más cantidad de alimentos de la que necesitan, y su alimentación es muy rica en grasas, azúcares, presentes en grandes cantidades de carne, en alimentos precocinados, y en los dulces y bollos. Son niños que no consumen verduras, legumbres, frutas, ni pescado

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